¿La comida crea adicción?

Hoy toca una entrada reflexiva que lanza más preguntas al aire que respuestas.

En los últimos años he ido contando a personas de mucha confianza mis problemas con la comida. Intento elegir momentos tranquilos en los que hay tiempo para dialogar y la gente siempre reacciona haciendo muchas preguntas para intentar entenderme. Una pregunta habitual es: ¿qué es lo que te lleva a comer de más? Siempre tengo que responder que en realidad no lo sé. ¿Es el hambre? No. ¿Son las ganas de comer, por disfrutar? No.

Observo a los fumadores, cómo disfrutan de la primera calada de un cigarillo después de un tiempo sin fumar (o esa es la impresión que dan al menos) y es una sensación que yo no siento cuando como por ansiedad. Así que no puede ser el disfrute lo que nos lleva a esto, ni es una dependencia física. Se podría considerar el hambre como una dependencia física de la comida, pero los atracones son en general independientes del hambre.

En un folleto de «Overeaters Anonymous» (OA, o Comedores Compulsivos Anónimos en España) leemos:

Creemos que el comer compulsivamente es una enfermedad con tres aspectos: el físico, el emocional y el mental. Lo entendemos como una adicción que, al igual que la adicción al alcohol o a las drogas se puede controlar pero nunca se puede curar del todo.

Nuestra meta es ejercitar la abstinencia de comer compulsivamente cada día. Para ello nos mantenemos en contacto diario, nos encontramos en reuniones periódicas y seguimos el programa de doce pasos de Alcohólicos Anónimos, en el que solo necesitamos sustituir las palabras alcohol y alcohólico por comida y comedor compulsivo.

¿Es ese el enfoque adecuado? Aparte de para explicarle a los seres queridos por lo que pasamos, la cuestión de la adicción es importante para saber contra qué estamos luchando y a dónde podemos llegar. ¿Realmente no es posible curarse? ¿Es parecido fumar a comer compulsivamente? ¿Qué tienen que ver los problemas con la comida con problemas como el alcoholismo o la drogadicción?

En el libro «Comiendo a la luz de la luna» de la Dra. Johnston leemos:

Al contrario que en el alcoholismo y las drogadicciones un TCA es un comportamiento adictivo. Una mujer con un TCA es adicta a cierta conducta alimentaria y no a la comida en sí.

Pero la comida no es el problema. Cuando una persona se quiere curar de un TCA tiene que estar dispuesta a ir más allá de la comida y descubrir el verdadero hambre que se esconde tras la necesidad compulsiva de comer.

La Dra. habla de curación. Este enfoque, diametralmente opuesto al anterior, es similar al de la terapia cognitivo-conductual, considerada como la más eficaz por los expertos en los casos de TCA.

Con esto no quiero desanimar a nadie que acuda a Comedores Compulsivos Anónimos ni criticar a esta organización cuya labor es definitivamente muy importante y ayuda a mucha gente a salir de su aislamiento y a tomar las riendas de su vida, sino animar a reflexionar sobre esa parte de su filosofía que equipara el trastorno por atracón a una adicción. Como decía al principio tengo más preguntas que respuestas sobre ese tema. Mi experiencia personal tiene más que ver con lo que cuenta la doctora. ¿Y la vuestra?

26 respuestas

  1. Querida violeta, mi opinión tambien es similar a la tuya, opino que la ingesta masiva de comida no es más que un reflejo,la punta del iceberg, realmente nuestro problema se trata de algo q va mas alla. Creo, por lo menos en lo que a mi experiencia se refiere, que el verdadero problema reside en nuestra «cabecita», nada tiene q ver con el hambre, apetito, atracones… la comida es solo la forma en que tenemos de explotar. Cuando sufrimos un TCA sufrimos de un corazón enfermo que «Llama la atención mediante la comida», pero esto sigo diciendo solo es una señal. El resto va apareciendo solo, ansiedad, miedo a estar sol@, resolucion de conflictos…. en fin el ir creciendo y afrontar todos y cada uno de los segundos de nuestra vida,

  2. ¡Gracias por tu comentario!

  3. Hola

    Asisto activamente a los grupos de comedores compulsivos anonimos.

    He aprendido que la comida es solo un sintoma de lo que ocurre realmente por debajo. Mi adiccion a la comida consiste en que huyo a la comida buscando un falso placer en el paladar, en la sensacion de llenazon, cuando algo en mi vida va mal o mis emociones me sobrepasan.

    En este uso anestesico de la comida, creo que coincido con muchos alcoholicos que beben para olvidar, en aquellas personas que se drogan para huir de sus vidas.

    Es el viejo topico de la chica despechada abandonada por el novio con el bol de helado que sustituye la relacion amorosa, y mitiga el dolor de la perdida con la comida.

    Hoy se que mi enfermedad consiste en volcar mis emociones en la comida, y he aprendido que cuidando de mi y de mi estado emocional y espiritual, puedo detener los atracones trabajando diariamente, un dia a la vez.

    Hay mucha mas información sobre todo esto en la web que reseñais: http://www.comedorescompulsivosanonimosmadrid.com

    Ademas personalmente tengo un diario desde antes de entrar a los grupos de CCA en http://psicorad.blogspot.com

    Saludos y enhorabuena por esta pagina. Me encanta el diseño 🙂

  4. Hola. Bueno, yo creo que cualquier cosa puede crear una adicción, cualquier cosa. Cuando tenemos problemas necesitamos buscarle soluciones, y el hecho de hincharnos a comer, o autolesionarnos, o vomitar…. parece que neutraliza nuestros problemas, cuando en realidad lo único que pasa es que nos estamos metiendo en un pozo cada vez más hondo. Es como aquel que toma drogas o no puede evitar echarle monedas a una máquina tragaperras.

    m2c, debo darte la enhorabuena por ser tan fuerte. Cuando estuve ingresada en el hospital leí una frase que me gustó escrita en la pared: «come para vivir, no vivas para comer». Ánimo, guapísima.

    Por cierto, he visitado tu página y me ha gustado mucho. Eres una campeona.

  5. ¡Hola mc2!
    Es interesante tener a alguien por aquí con experiencia en CCA. No puedo evitar tener ciertas dudas sobre algunos aspectos de su filosofía, como he intentado expresar en la entrada. Creo que estamos de acuerdo en que aplicamos la comida como «solución» a nuestros problemas y entramos en un círculo vicioso que se autoalimenta. Yo misma también había hablado siempre de adicción hasta que empecé a leer en distintos libros que los médicos dudan de la equivalencia profunda del alcoholismo y del trastorno por atracón. La pregunta es más bien sobre las diferencias y su importancia a la hora de entender el problema y atacar su solución. Claro, que sobre alcoholismo sí que no sé nada de nada. Hmmm… cuanto más profundizo en estos temas más me doy cuenta de lo poco que sé.

    @yomeniego: si que parece cierto que se puede perder el control ante muchas cosas: la comida, el juego, las compras, el sexo… ¡Lo importante es darse cuenta de los problemas que hay detrás!

    ¡Saludos a los dos!

  6. Chicas, gracias a todas por comentar y bienvenidas al blog!!
    También quiero felicitaros por vuestra lucha, ole por mc2!!

    De la entrada – muy interesante, por cierto, Violeta- me quedo con que la adicción NO es la comida sino al comportamiento, a la conducta. Ahí coinciden, seguro, todos los TCAs, sea cual sea.
    Si recuerdo los días en que restringo comida, lo cierto es que se siente un bienestar grandísimo, mucha fuerza interior, aunque físicamente estés decaída. Y es precisamente ese uno de los motivos que te hace seguir dentro del «vicio»: quieres seguir sintiéndote así de «bien».

  7. Es interesante lo que dices Miranda porque yo no siento especial alivio al comer cuando como por angustia. Para mí es un poco como morderse las uñas: es algo irrefrenable pero ¿dónde está el sentimiento bueno? Pero bueno, tiene que haber diferencias entre la restricción y los atracones…

  8. Hola,

    Violeta, por fin encuentro una persona en mi onda, no hago más que escuchar y leer que la comida es igual que una droga..y me parece que con esa postura difícilmente la gente se va a poder curar de un TCA y lo que dice la doctora Johnston que la adicción no es a la comida sino a la conducta la aplaudo, ese es el problema, eso es lo que hay que cambiar. Todos tenemos malos momentos, momentos de estrés, de tensión, de angustia, y creo que la comida al ser un sinónimo de fiesta, de compañía, de gratificación, es un buen bálsamo para despreocuparnos un rato, como lo podría ser ir a correr un rato, salir con los amigos, pero esto cuesta un poco más no? y qué tenemos más a mano???

    Gracias Violeta y espero ver más personas pensando como tu

  9. Gracias por tu comentario Chelsy. La verdad es que dándole vueltas al tema ya no sé si me parece tan mal llamar droga a la comida. Me explico. Según la wikipedia «una droga, fármaco o medicamento es cualquier sustancia con capacidad de alterar un proceso biológico o químico en un organismo vivo con un propósito no nutricional.». El propósito de la comida es nutricional, pero no sólo, porque también hay cosas de comer (o beber) que ponen nervioso (el café), relajan (la tila), producen gases (las alubias), etc. es decir que alteran los procesos biológicos en mi organismo. En el caso del atracón puede ser que relaje (nos dormimos después de comer), con lo que la droga no sería comer sino comer mucho (más o menos lo que dice la Dra.) o puede que sea una cuestión de condicionamento (cuando mi madre me da comida me da también amor, luego como en busca de ese amor y como no llega lo busco más y más y no puedo parar) con lo que la «droga» sería la comida, no la cantidad, que sería más bien una consecuencia. En el mundo de las drogas «clásicas» se distingue la dependencia física de la psíquica aunque no sé si hay drogas que no creen nada de dependencia física como sería el caso de la comida. Será cuestión de enterarse. ¿Alguien sabe del tema?

    En el fondo la cuestión más importante en mi entrada es si un tca se puede curar o no, porque la forma de atacarlo es distinta en uno u otro caso. Sinceramente, me pregunto en qué se basa lo de que el alcoholismo no se cura nunca. No porque tenga razones para dudarlo sino porque tengo curiosidad. Pero en el caso de los tcas sí que tengo razones para dudarlo y sobre todo no creo que se puedan extrapolar las conclusiones sobre el alcoholismo a los tcas.

  10. Hola Violeta,

    Creo que no todo lo que nos da placer y repetimos por que nos gusta tiene que ser sinónimo de droga y por ello convertirnos en unos adictos, todo nos estimula y nos hace reacciones en el organismo, puedes mirar una película triste y ponerte triste o al contrario una de risa y sentirte muy bien, o enamorarse, (esto es copiado de por ahí, espero que no enfaden si lo ven): «Pero para empezar sabias que el amor empieza con una reacción química. En la cascada de reacciones emocionales hay electricidad (descargas neuronales) y hay química (hormonas y otras sustancias que participan). Ellas son las que hacen que una pasión amorosa descontrole nuestra vida y ellas son las que explican buena parte de los signos del enamoramiento» espero que un enamorado no se convierta en un drogadicto por ello y su pareja en la droga 🙂 Creo que una droga, cuando la necesitas y no la tienes la reacción que debe tener el cuerpo, nunca se podrá comparar a si has decidido no comer.
    Creo que la compulsión a la comida puede venir por muchos motivos, desde tristeza interior por algo pasado y tenemos ahí angustiándonos, o por problemas de cualquier tipo, y la comida solamente es un medio de paliar la angustia (hay que tener en cuenta que comer es un placer), que bien podría ser otra opción salir a caminar, pero insisto, es mucho más fácil levantarse y coger un trozo de pastel de la nevera que además está riquísima y más sabiendo que cuando estamos triste o mal, tampoco estamos para nadie, quiero decir ¿qué mejor refugio de tus angustias que quedarte en casa sin ver a nadie y comiéndote un rico pastel, helado…? Y como comemos con esa angustia que llevamos no prestamos ni atención a la cantidad de comida que nos estamos zampando, pasa que luego empezamos a coger algún que otro quilillo de más y decidimos seguidamente hacer una restricción de comida, y viva la dieta hipocalórica, por que claro esos dos quilillos que hemos cogido, los queremos perder en una semana….Ya la liamos, entre los muchos sistemas que tiene el cuerpo de defensa, como hacer reserva de grasa (ya que se huele que lo va a pasar mal), la ansiedad de no poder comer esto y lo otro va ganando terreno, venga ya hemos acumulado “problema” + “ansiedad-dieta hipocalórica”, así que el resultado final de todos estos acontecimientos es por un lado comer hasta no poder para calmar el ansia de la dieta, y de paso ya nos estamos metiendo en otro terreno, no solamente tenemos el problema anterior (el mayordomo del video de la doctora Anita Johnston) sino que tenemos el problema comida-culpa-quilos, y todo nuestras penas se reducen a que estamos engordando, no nos gustamos, nos vemos horribles y por todo eso y más comemos sin control, por que soy infeliz por que estoy gorda, y mañana me pongo a dieta por que esta vez será la definitiva….¿quien se acuerda ya del mayordomo? Ya no solo comemos compulsivamente por un problema que nos ha habituado a quedarnos en casa solos comiendo (donde nos sentimos seguros y a demás nos damos un placer) también comemos compulsivamente por los intentos posteriores de querer bajar esos quilos sin éxito alguno…de echo creo que muchas personas que comen compulsivamente no necesariamente han de tener un problema de fondo, simplemente empezaron un buen día una dieta, ya pueda ser después de tener un hijo, después de unas vacaciones….Así que en conclusión, claro que te curas, hay que deshacer el mal hábito, comiendo bien, dejando la bollería y azúcares refinados que sientan fatal en buenas cantidades (el azúcar=gran negocio, no interesa una mala imagen), y comer de todo pero la alimentación de lo más simple, dejar de lado productos procesados, es importante comer bien para sentirse bien, si comes mal es un factor más a añadir a la lista de problemas, ya que el cuerpo y la mente no funcionan igual…Todo es un negocio, antes para hacer dieta estaba la endocrina (con cinco años de carrera), ahora hay nutricionistas, Naturhouse, centros, los milagros, cualquier persona un poco lanzada te puede poner a dieta…..y que decir de los psicólogos, antes se dedicaban a problemas de otro tipo, ahora tienen un buen chollazo entre manos….Violeta, cambio de hábitos, yo no le daría más vueltas al asunto, los quilos se van solos, pero primero hay que cambiar los hábitos, si priorizamos los quilos, seguiremos cometiendo los mismos errores.
    Dios, que parrafada, un beso y no dudes de tu intuición, a veces vale más que todos los consejos del mundo!!

  11. Ah! y se me olvidaba, conclusión, todos esos problemas refuerzan el hábito de comer compulsivamente, así que nos encontraremos comiendo sin medida enfrente de cualquier problema….

  12. Hola Chelsy:
    interesante discusión. A ver, que es verdad que es una buena parrafada y se me han ocurrido unas cuantas cosas por el camino.

    Lo primero es que yo sí que creo que prácticamente cualquier cosa que nos da placer se puede considerar una droga, algo que podemos usar para intentar manipular nuestro ánimo. Lo que pasa es que no todo el mundo se hace adicto igual que no todo el que bebe alcohol es alcohólico. De hecho existe la «adicción al amor» como problema psicológico, al sexo, al juego, a internet, al trabajo, etc.

    Respecto al mecanismo que propones para caer en un tca: estoy segura de que es uno de los mecanismos posibles, pero no el único. Pero de todos modos no veo la contradicción con lo que digo yo ni con lo que dice Johnston. Dices: «de echo creo que muchas personas que comen compulsivamente no necesariamente han de tener un problema de fondo, simplemente empezaron un buen día una dieta, ya pueda ser después de tener un hijo, después de unas vacaciones…». Para mí el problema de fondo es que hacer una dieta y no adelgazar sea motivo de ansiedad. ¿Tan grave es no adelgazar? ¿No puede ser que la dieta no funcione? Creo que eso es tener baja autoestima y ese es el problema de fondo. De dónde venga esa baja autoestima es otra cosa.

    Que a veces te comas un helado o un trozo de tarta cuando te sientes mal es perfectamente normal y no tiene nada de malo. Nos damos un capricho o un gusto para sentirnos mejor, para distraernos y reconfortarnos porque por otro lado estamos haciendo aguas. Pero entre eso y meterse 5000 calorías de una sentada hay una diferencia fundamental: la pérdida del control. No sé tú, pero cuando yo tengo ansiedad y me viene esa necesidad extraña de comer sin parar las reacciones de mi cuerpo si no encuentra comida pueden ser muy, muy fuertes. En ese momento simplemente no puedo decidir no comer. Así es como yo lo vivo.

    Dices que «es importante comer bien para sentirse bien». Tienes razón sin duda: es así para la gente sana, pero cuando tienes un tca puede que la comida sea lo único que tengas a lo que agarrarte porque te sientes tan, tan mal que estás convencido (inconscientemente) de que no puedes vivir sin tu «droga». Pedir a una persona en esa situación que coma bien es como pedirle a alguien con terribles dolores que deje la morfina. Primero hay que quitarse los dolores y luego la anestesia. Por eso es tan complicado y nos agarramos a nuestro trastorno como a un clavo ardiendo.

    ¡Un saludo!

  13. Hola Violeta,

    Creo que no he contradecido a nadie en nada, de hecho he dicho que los atracones pueden tener diferentes orígenes (baja autoestima, problemas no resueltos, etc etc) y que entre ellos, uno y que tengo constancia, son las dietas,no he dicho que hacer una dieta y no adelgazar cree ansiedad, la crea la dieta en sí con sus restricciones, el cuerpo crea una serie de defensas ante un momento de sequia que hace que uno no vea el momento de acabar dicha dieta para recuperar todo lo perdido y más, claro, siempre hay excepciones…Y sí, yo soy comedora compulsiva desde hace años y sé muy muy bien que es pasar por esto, pero cada día estoy espaciando mucho más los atracones, y mi única manera es comiendo a unos horarios, dejando las porquerías y no usando técnicas compensatorias si un día he atracado la cocina, sigo comiendo a mis horas y bien…resultado, me encuentro mejor, no estoy tan ansiosa, y el peso se va solo, no perderé 5 kilos en dos semanas, pero sí que para siempre (espero), no dudo que todavía tengo que caerme unas cuantas veces más, pero no hay prisa, estoy contenta con ver que estoy avanzando…
    Para mí comparar una manzana con alcohol o la cocaína es un gran error, creo que la palabra adicción se utiliza muy ampliamente, si nos aferramos a eso, la única solución que le veo a dejar los atracones es ir a un centro de desintoxicación no? mientras, nos podemos seguir drogando con la comida, por que nosotros solos no podemos con ello no? pues abandonémonos a comer hasta que venga el salvador a ayudarnos, lo siento, estoy siendo irónica, pero es que gran parte de mi vida, no he entendido por que tenía este comportamiento y por culpa de eso he desperdiciado mucha vida y ahora estoy saliendo del bache y sí veo la luz al final del camino y sé que voy a salir de esta, y me entristece ver que hay personas que como yo, lo están pasando mal y todavía les queda mucho por pasar y mi impotencia por no poder hacer nada ahí queda. Yo no quiero convencer a nadie con mis palabras, yo no soy doctora, ni por el estilo, claro, solo hablo desde mi experiencia.
    Un abrazo

  14. «El hombre sensato se adapta al mundo, el insensato persiste en intentar que el mundo se adapte a él. De modo que todo progreso depende del insensato.»

  15. Chelsy, no te enfades conmigo, por favor. Yo tengo mis ideas que van cambiando con el tiempo según experimento más cosas, leo, discuto con gente como tú, que se esfuerzan por entender lo que les está ocurriendo y luchan por salir adelante. Si estamos todos de acuerdo en todo entonces sí que no avanzamos y además es muy aburrido. Pero yo también hablo sólo desde mi experiencia y no soy médico ni psicóloga (aunque a veces me gustaría serlo).

    Hay una cosa que creo que está por encima de todo: lo que sea que le sirva a cada cual para sobrellevar el trastorno, superarlo y vivir mejor, bienvenido sea, encaje con mis teorías y con las tuyas o no, lo entendamos o no. Yo también he usado muchas de las «técnicas» que mencionas: comer a horas fijas, evitar cierto tipo de alimentos, etc. Así yo también conseguí «encarrilarme» y cortar el círculo vicioso de los atracones constantes. También comparto tu sensación de impotencia por no poder ayudar a todas las personas que pasan por aquí y cuentan lo mal que lo pasan.

    Respecto a comparar la comida con las drogas digamos duras, no creas que lo tengo nada claro. Me debato entre pensar que tienen que ser mecanismos muy parecidos por un lado y que son cosas muy diferentes, como tú dices, por otro. Pero me faltan conocimientos sobre muchas cosas. Muchas noches me voy a la cama después de pasarme por el blog pensando: debería leer algo sobre nutrición, sobre alcoholismo, sobre tratamientos contra la drogadicción, sobre esto, sobre aquello. En fin, poco a poco y entre todos.

    Un saludo y ¡ánimo en tu lucha!

  16. Violeta, que va que no me enfado ni mucho menos, en mi apunte anterior estaba justamente de acuerdo con tus ideas y la de la dra. pero creo que no lo entendiste bien. Lo que me refiero que veo muhca gente lamentándose en lo terrible que es esto, compararlo con la droga, con algo que no tiene cura, con palabras como «no puedo» para mi es solo un sintoma más de la enfermedad que lo único que va a hacer es impedirnos salir de ella, no hay fórmulas mágicas, en los centros lo único que hacen es eso, enseñarte a comer a las horas, de todo y bien, no hay milagros, ya está, a parte de que hables de tus sentimientos (esto último es recomendable a todo el mundo)… , no tenemos que comer por que algo nos afecte(por ej.) , «hoy alguien me dijo algo que no me gusto y me siento fatal y por culpa de eso no puedo parar de comer» (es un ejemplo, eh?), esto es resultado de la baja autoestima, que si la tenías bien antes del calvario, cuando caes en esto, acabas por tenerla por los suelos, hay que pasar de lo que la gente piense de nosotros (cosa a la cual damos mucha importancia) y ser nosotros los que nos interesemos por lo que dice la gente y si nos gustan o no, si se quiere salir hay que cambiar la aptitud, yo quiero yo puedo, y tener la mente abierta y estar en positivo. Me tengo que ir, espero haberme explicado bien.

    Solo por hoy,
    no te enfades,
    no te preocupes,
    da gracias,
    trabaja honestamente,
    sé amable.

  17. Ah! una pregunta, ¿cuantas veces has intentado comer sano y bien? por que no es cosa de dos días, si te caes 50 veces, 50 veces que tienes que volverte a levantar, no es un remedio automático….

  18. Ah, ok. ¡Uf! 🙂 Sí, es un problema cuando el propio hecho de comer de más te deprime y te sientes culpable y eso hace que hundas más y más, etc.

    He estado dando vueltas a nuestra discusión y creo que parte de las respuestas están en la última entrada que ha publicado freedomlady. Cito: «Lo habitual es acompañar a los pacientes a volver paulatinamente a una ingesta balanceada de alimentos y luego centrarse en las causas específicas y particulares que son parte de la historia de vida, experiencias, pensamientos y sentimientos de cada persona.». Es decir, que la curación tendría dos fases: la primera, más «pragmática», consiste en volver a comer más o menos normal, al menos la mayor parte del tiempo, y quitarse esa frustración de la que hablas, la de no conseguir controlarse, engordar, etc. Luego viene la fase en la que yo suelo insistir más (porque la primera me queda ya algo lejos, por suerte), que es la de conseguir no ya controlarse, sino que deje de hacer falta controlarse. Para esa segunda fase yo estoy necesitando varios años de terapia psicológica, pero parece que la cosa va mucho mejor, veremos si se mantiene así.

    Es como que primero consigues dejar de rascarte y luego que deje de picarte.

    Respecto a lo de comer bien: en más de ocho años viviendo por mi cuenta he comido _una_ pizza congelada (que previamente había descongelado, claro, jeje) y la compró un amigo. Para que te hagas una idea. Hace cinco años o así pasé de un litro diario de cocacola a un litro al año aprox. (y dejé de tener caries, por cierto), hace un par de años dejé las gominolas para ocasiones especiales. Por lo demás siempre tengo helado en casa pero no me causa demasiados problemas. Me gusta mucho comer (compulsión aparte), pero me gusta comer bien, nada de precocinados y porquerías. 🙂

  19. Ves? si ya me parecía a mi que íbamos en el mismo sentido…mira me has quitado de la boca (es que el tema es extenso y siempre queda algo en el tintero) y es que hace falta curar el cuerpo (importante) y el alma (muy importante) el cuerpo ya sabemos como, el alma…hay que perdonar todo lo malo del pasado, a todas las personas que nos hicieron daño y no solo eso, sino perdonarnos a nosotros mismos y darlo por zanjado, el pasado pasado está, vivir en el pasado es vivir con los fantasmas, el futuro…ya vendrá, si se vive pensando en el futuro, no se vive el presente, a veces vivimos tan angustiados por el qué será que nos preocupamos de cosas que luego no tienen la más mínima repercusión, pero si nos angustió, ese es el problema de los que viven en el futuro, que siempre están angustiados…hay que vivir el presente con ilusión y ganas, aprovechando cada minuto y…somos, ni más ni menos que los demás, todos somos únicos y geniales no? 🙂 Hay que sacar lo positivo de todo y ponerle ilusión a las cosas, todos tropezamos y todos tenemos la oportunidad de levantarnos cada día y empezar de nuevo, así que yo estoy convencida que se sale, que lleva su tiempo pero se sale 🙂 Por cierto lo del psicólogo me parece muy bien, a veces es necesario que alguien te eche una mano para salir del pozo y es una muy buena opción, mi comentario no era una crítica para ellos sino, que todo lo que se convierte en filón interesa mantenerlo….
    Seguro que llegará el momento en que ya no tendrás que controlarte, pero lo que se ha instalado durante años necesita su tiempo, sí la sensación de estar encadenada a algo y no sentirse libre algo desesperante…espero que de nuestras experiencias y reflexiones se saque algo de bueno para la generación siguiente y no caigan en la misma trampa…
    Un abracito

  20. Maaadreee! Habéis escrito la biblia! Llevo un cuarto de hora leyendo! jajajaja

    Qué bueno poder discutir sobre estas cosas cuando apetece y … ¡qué gusto poder leerlas! 😉

    A muchas cosas de las que decís no puedo aportar nada, pero de otras sí quería hablar. Básicamente del primer tema, de si es o no una droga.
    Yo me imagino que el alcohol (y otras sustancias) son drogas por partida doble: por la adicción física que provocan y por la adicción conductual que llevan a ellas. Es decir: cuando estoy nervioso fumo, y si no,no puedo relajarme; cuando me siento solo, bebo, etc. Habrá quien empiece a beber y a fumar u otras cosas y esté bien, pero siempre está la adicción física, de la que es más difícil desprenderse, quizá imposible. Y si has vinculado tus sentimientos a esa droga y, por tanto, has convertido la conducta con ella en algo adictivo, entonces ya tenemos la doble adicción.
    La comida… pues no sé bien qué decir. Por un lado es necesaria, por otro lado nos puede ayudar a encontrarnos mejor. Que la convirtamos en una adicción, como el amor o el trabajo, depende de si hay esa pérdida de control de la que habla Violeta, es decir, que sea algo exagerado, fuera de «lo normal» (qué poco me gusta esa expresión), y para lo que suele haber una base psciológica que es la que nos conduce a «perdernos» en ella. O sea, lo que habéis venido diciendo: que lo adictivo es la conducta, no la comida en sí.
    Por tanto, ¿es difícil curarse? sí. No sé si porque la comida crea cierta adicci´n (quizás sea sólo el hambre o ese mecanismo natural del que habla Chelsy) o porque la mente es muy fastidiada y «el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra». Yo creo que la obsesión (con la comida y el peso) va dando paso a la preocupación y el interés (hacia ellos) y que depende de la persona y de sus miles de circunstancias (especialmente cuáles son las causas y qué motivos le llevan a estar en conflicto y recaer) que se cure al 100%.

    La mente es muy compleja y la vida también; podemos estar años bien, incluso muy bien, y en un momento dado, volver. Es posible que no se vuelva igual (con la misma intensidad o síntoma), pues el bagaje que tenemos nos ha ayudado ha restaurar nuestra autoestima, pero si se presentan nuevas circunstancias a las que no sabemos cómo enfrontarnos (sobre todo si son varias a la vez) o si no hemos superado todas las dificultades que teníamos y nos mantenían en la enfermedad, podemos vernos arrastradas de nuevo a aquello que nos pasó hace años.
    Quizás sea el miedo, que nos haga aferrarnos a la perfección que tanta seguridad y buenos resultados nos promete.

    ay! me he quedado muy a gusto! Quería completar el libro con algún párrafo más pero no me acuerdo de lo que quería decir, así que…

    besines para las dos!

  21. Bueno, en mi opinión el tema de si la comida es o no una droga es bastante polémico. Según el diccionario una droga es una sustancia que produce unos efectos. En inglés, tanto en medicina como en farmacia se usa la misma palabra para hablar tanto de drogas como de medicamentos (drugs). Entonces, ahora, más que hablar de drogas estaríamos hablando de adicciones. ¿Qué es lo que realmente produce la adicción: la comida o el hábito? La ludopatía por ejemplo, está claro que ahí lo que provoca la adicción es la máquina tragaperras o el bingo, y el saber que puedes ganar un premio…. Pero en el caso de la comida, creo que no está tan claro de que es lo que realmente provoca la adicción. Es un tema bastante peculiar.

    Y eso, sólo quería dejar mi opinión. Besitos.

  22. Hola, 🙂

    Vaya como se ha animado el tema, sí, es un tema polémico por que a veces la visión de las cosas puede llevar a cada uno a su interpretación personal. Creo que todos tenemos nuestra parte de razón, yo estoy con la adicción a la conducta (más o menos), y el ejemplo de la máquina tragaperras está muy bien, que por otro lado no entiendo el placer en ello, pero habría que preguntar a un ludópata. En concreto a la adicción en la conducta con la comida, para mi, no es más que el resultado de un hábito, como cuando hacen experimentos con animales que según la decisión que tomen obtendrán una recompensa o una descarga, la repetición al final les lleva siempre a la recompensa sin ni siquiera pensarlo, no creo que todo lo que nos de placer y repitamos como consecuencia de esto, se tenga que relacionar con la droga. La droga es algo que engancha, y una vez en ella ya no la necesitas por placer sino por necesidad y acaba destruyendo a las personas, es algo tan grande que a mi se me hace imposible compararla con un alimento.
    La comida desde mi punto de vista, no habría nunca que compararla con la droga, por que entonces estaríamos haciendo una relación insana con esta, cuando todo lo contrario, tendríamos que tener una relación sanan y equilibrada, cosa que no se puede tener con las drogas…el caso es que si utilizamos la comida para mitigar una angustia y mantenemos esta conducta durante años, deshacer esta conducta también necesitará tiempo, quizás años para desacostumbrar lo acostumbrado, por que cada vez que tengamos una angustia, inevitablemente nos vendrá a la memoria la comida, como a los ratones cuando le tocan un timbre y toman sin pensar el camino que les llevará al premio.
    Y ya, no os voy a dar más el latazo con el tema por que ya no puedo jaja, hasta aquí llega toda mi reflexión, pero es bueno que todo el mundo hable y piense sobre todo esto.
    Miranda y yomeniego, gracias por intervenir 🙂 y decir lo que pensáis, así avanzamos todos

  23. mmmm, supongo que el ludópata, jugando, se evade de los problemas…..

  24. ¡Record de comentarios! 🙂

    Miranda lo ha resumido estupendamente distinguiendo la adicción física de la otra, que es la que se aplicaría a la comida.

    Creo que parte del asunto en esta discusión tiene que ver con que el término droga tiene muchas, muchísimas connotaciones como dice yomeniego, y que cada uno pensamos en cosas distintas cuando usamos esa palabra. Esas connotaciones van desde el drogadicto encarcelado al significado de medicina del inglés. Además me parece que voy entendiendo poco a poco por qué lo de la comparación con la droga me gusta y me disgusta al mismo tiempo.

    Para mí decir que es una droga significa, no que me lave las manos, que diga «estoy enganchada, así es la vida, no puedo hacer nada, etc.» Más bien significa que en algún momento de mi vida en el que empecé a sentirme sobrepasada por mis problemas eché mano del medio para sentirme mejor que tenía más a mano. Insconscientemente me di cuenta de que la comida me servía para evadirme, o relajarme, o sentirme fuerte, o lo que sea y empezó el proceso «a la perro de Pavlov» del que habla Chelsy. Para mí la comparación con la droga en este sentido me permite vivir mi trastorno alimentario como algo de lo que no debo avergonzarme o que no debe crearme cargo de conciencia porque es un mecanismo de defensa y una señal de alarma al mismo tiempo de que algo no va bien. Lo que no significa ni que me guste ni que me resigne, pero no es lo mismo creer que no tengo fuerza de voluntad, cosa que no hace más que complicar el problema, que creer que tengo una forma de enfrentarme a mis problemas que me perjudica y que debería cambiar.

    Por otro lado creo que cada adicción tiene sus peculiaridades y que no se pueden usar los métodos que sirven para curar la una para curar las demás así, simplemente. Unas tienen crean adicción física, otras no, unas se basan en conductas que la sociedad rechaza (como el comer de más) y otras en conductas en principio positivas (como el trabajo), unas se pueden evitar totalmente (como el alcohol y el juego), con otras hay que aprender a vivir de algún modo (como la comida o el trabajo), etc. Todo muy complicado.

    ¡Besos!

  25. Bueno, sinceramente, no buscaba una discusión con este tema, lo que leo ya lo he leído en otras partes y lo respeto, la verdad es que me sorprendió ver una versión diferente que parecía coincidir con la mía, por eso me animé a escribir y sí, siempre es agradable que alguien coincida con tu punto de vista, pero que se la va a hacer, yo no busco el significado de lo que me pasa en la wikipedia o en las opiniones de los expertos, busco dentro de mi, aunque antes de que nadie lo diga, sí, hay que estar algo informado…si me hubiera fiado de las dos primeras opiniones de dos médicos, ahora estaría operada (de algo que no viene al caso), por suerte algo en mi interior me decía que siguiera buscando, una tercera opinión de otro médico me libró de operarme y siguiendo sus consejos me recuperé 100%.
    Buena suerte y muchos ánimos!!!

  26. Interesante hilo con muchas ideas. Tiene ya unos meses de antigüedad, y he leído cosas con las que estoy muy de acuerdo, pero me gustaría dejar mi opinión retomando el tema principal. Siempre he pensado que algunos alimentos tienen algo de adictivo. ¿Habéis podido comer alguna vez en vuestra vida un único cacahuete?.

    Estoy de acuerdo con Miranda en que la adicción puede ser doble (a la comida y al acto de comer) y también en que es muy confuso el término “droga” aplicado a la comida. Igualmente coincido con Chelsy en que no tiene sentido comparar una manzana con la heroína o la cocaína. Ahora bien, el asunto es que jamás, en ninguno de mis muchos episodios de atracones compulsivos, me ha dado por comerme cinco kilos de manzanas. Ni de peras. Ni tampoco por beberme tres litros de té a la menta. Porque estos alimentos no producen en mi cerebro las mismas sustancias químicas que otros, los cuales contienen invariablemente masivas cantidades de grasas y/o azúcares (más otras cosas indeterminadas). Al parecer las mujeres tienden a “lo dulce” mientras que los hombres preferimos “lo salado”, aunque en plena orgía alimentaria se dan las más absurdas combinaciones, como bien sabéis.

    Los alimentos son algo que nuestro cuerpo sabe procesar, ya que está “diseñado” para ello. La comida, incluyendo grasas y azúcares, es básica para la vida humana. La cocaína no. Y, sin embargo, a veces sentimos un irrefrenable impulso (con síntomas claramente físicos como dolores de cabeza, frío, nerviosismo incontrolable, agarrotamiento muscular…) de comer sin control, hasta que se disparen todas las alarmas del cuerpo. Se me ocurre, como ya se ha mencionado en el hilo, que quizá esto se debe a conflictos graves que tienen lugar en nuestra mente. Algunos pueden ser temporales y otros permanentes. Un ejemplo, de los muchos que hay, son los sentimientos que surgen a veces y que no sabemos o no queremos manejar (recomiendo aquí la entrada “¿Qué es engañarse a uno mismo?” publicada por Violeta el 1 de julio).

    Es verdad que los alimentos nos producen placer de forma natural (es un truco para que nos alimentemos y así sobrevivamos). Pero como dice Violeta en la primera entrada del hilo, cuando uno ingiere grandes cantidades de comida a toda velocidad no experimenta un “orgasmo alimentario”. Es más, la comida no se disfruta. Lo que se obtiene es otra cosa que adormece nuestra mente y que posterga el problema para aliviar otro sufrimiento del que no somos ni siquiera conscientes. Nuestro cerebro automatiza el comportamiento de comer, transforma directamente un conjunto de situaciones que no puede o que no quiere afrontar (por el motivo que sea, en el que convendría entrar en otro momento) en una desesperada “necesidad de comer”, ya que por experiencia “sabe” que después de un atracón se desencadena una tormenta de sustancias químicas que desdibujarán el problema y lo convertirán en algo que «puede esperar». O quizá es que el cerebro actúa como un computador en las películas malas de ciencia ficción, y cuando no puede encontrar la solución a un problema se cortocircuita y entra en un bucle de autodestrucción. 10, 9, 8, 7…

    En realidad es todo un poco confuso. En mi caso he de decir que casi todos mis atracones comienzan sintiendo hambre. Hambre natural, de la de toda la vida. Pero en ese momento, algo me hace sentir que las manzanas saben fatal y que necesito comer una pizza para seguir viviendo. Empieza entonces una reacción en cadena que arrasará totalmente la nevera en un abrir y cerrar de ojos. Sin piedad, sin hacer prisioneros. Los atracones son, al menos en mi caso, mucho más violentos en las épocas en que “estoy a dieta” (o “controlándome”). Si un día como lo que no debo (léase una pizza, un bollo, etc.), el equilibrio que he conseguido a base de mucho esfuerzo se empieza a resquebrajar y el proceso comienza de nuevo: el nerviosismo y la necesidad de comer empiezan a crecer. Entro en el camino del círculo vicioso.
    Esto refuerza la idea de que ciertos alimentos son adictivos.

    Otras veces, por ejemplo, no tengo hambre pero como igualmente. No es que pierda el control de lo que como, pero es una situación absurda. Es como si fuera una forma de pasar el tiempo, como un comportamiento aprendido, como la “acción por defecto”. Y como si el ritual de comer me diera tranquilidad y seguridad.
    Esto refuerza la idea de que comer es un hábito adictivo.

    También pienso que todo esto es compatible con que no funcionen bien (o que sean anuladas intencionadamente por el cerebro, que tiene sus propias y oscuras razones) aquellas otras sustancias encargadas del autocontrol, pero esto lo tendrán que decir los bioquímicos.

    Nuestro cuerpo y nuestra mente son increíbles, pero no perfectos. Y no siempre actúan de forma “racional”. Creo que puede ayudarnos el ser conscientes de que ciertos alimentos nos pueden llegar a afectar muy negativamente.
    Saludos.

Replica a Violeta Cancelar la respuesta